El túnel de San Adrián

La montañas del norte de España tienen, para los que somos de tierras mediterráneas, el atractivo de una naturaleza completamente distinta a la de nuestra tierra, más verde, más sugerente, y en cierto modo más agradable de caminar, al no estar expuesta en el verano a los calores del sur.

Una de las rutas agradables que pueden hacerse en una mañana, es la visita al túnel de San Adrián. Este túnel forma parte de una antiquísima ruta que comunicaba las tierras costeras del País Vasco con Castilla, permitiendo el paso desde Guipuzcoa hasta la Llanada Alavesa, para desde ésta seguir hacia tierras castellanas.

La ruta estuvo en funcionamiento al menos desde el siglo X u XI, y fue ruta principal de comunicación hasta el siglo XIX. Algunas opiniones remontan su origen más atrás aún, sugiriendo que se trata de una ruta romana. Sus instalaciones de atención al viajero (hospedería, casa de aduanas) fueron destruidas por un incendio en 1932 y ya nunca fueron reconstruidas.


Parte de su relevancia se debe también a que esa ruta formaba parte de una de las variantes del Camino de Santiago. Una canción medieval de peregrinos a Santiago decía:

"Quand nous fûmes à la montée
Saint-Adrien est appelée
Il y a un hôspital fort plaisant
Oû les pèlerins qui y passent
Ont pain et vin pour leur argent".
(Chanson des Pèlerins de Saint-Jacques)

Al túnel se puede llegar desde cualquiera de las dos vertientes que comunica: la guipuzcoana o la alavesa. Aquí voy a hablar de la segunda, que es la que conozco.

El pueblo de referencia para iniciar la ruta es Zalduondo (Alava). Desde él se ha de tomar un camino asfaltado hacia el paraje de Zumarraundi. Son unos cinco km, en un estado desigual de conservación, en los que el camino va ganando altura, hasta los 920 del lugar conocido como el Sondeo de Urkilla, una gran explanada donde se dejan los vehículos.


Desde el final de la explanada, el sendero comienza a subir, esquivando dolinas y simas (la primera a la derecha es muy bonita) con una fuerte pendiente. No ofrece muchas dudas sobre el camino a seguir, pues está bastante marcado y además es “barranco arriba”.






Llega un momento en que el camino se cruza con la antigua ruta o calzada que viene desde el túnel, y que es fácil de reconocer por sus grandes piedras laterales y su maltratado firme de piedras irregulares. A partir de aquí hay que seguirlo hasta el final. Hay un punto en que es fácil despistarse, pues la calzada da una lazada hacia la derecha, muy perdida, y hay un camino que gira a la izquierda. Lo característico de este sitio es que hay un poste del camino de Santiago (creo que el segundo que nos encontramos). El poste esta a la izquierda del camino, y justo enfrente esta un senderito de unos cinco metros que nos lleva a retomar la calzada. Si nos equivocamos y tomamos la otra ruta también hay solución: debemos seguir subiendo hasta un collado en un bosque, y desde allí bajar hasta tropezar de nuevo con la calzada.

Si seguimos la calzada, a partir del poste del Camino, llegaremos en unos 15 minutos, como mucho, al Collado de la Horca, y desde él seguiremos bajando sin dejar la calzada hasta la entrada del túnel. Atravesaremos parajes muy hermosos donde las curvas de la calzada quedan enmarcadas en el bosque de hayas.


Por fin, un túmulo prehistórico a la derecha y una amplia campa a la izquierda, nos dicen que hemos llegado casi a nuestra meta. En ese momento la niebla empezaba a salvar la divisoria desde Guipuzcoa, dándole al paisaje un toque mágico adicional. A penas cinco minutos mas adelante la calzada desaparece en un valle cerrado, cuyo final es la boca alavesa del túnel. Esta boca es la menos espectacular: apenas una arcada en descenso, invisible hasta que se está casi en ella. Pero nada más entrar vemos ya la ermita de San Adrián y la otra salida del túnel, la más fotogénica.




Por dentro del túnel, de un centenar de metros más o menos, la calzada continua junto a la ermita hasta franquear la puerta que en tiempos permitía cerrar el paso y controlar (con fines aduaneros) el paso. De la construcción que aparece en la foto antigua, sólo queda el arco de la izquierda, y del resto apenas unas ruinas que ahora están siendo excavadas y que han sacado a la luz los restos de una antiguo castillo medieval que vigilaba este estratégico paso.

En total subir nos habrá costado entre una hora y cuarto o una hora y media, pero desde luego merece la pena el esfuerzo, tanto por la meta como por el camino en si mismo.

No he encontrado ningún plano del túnel, así que he hecho, de memoria y apoyándome en las fotos, el croquis que se adjunta.



En el siguiente enlace está el track para gps:  El Túnel de San Adrián

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