Por la vía verde Barracas-Jérica
El
tren minero de Ojos Negros a Sagunto, transportaba mineral de hierro
desde las minas de Ojos Negros hasta los altos hornos de Sagunto.
Estuvo funcionando desde 1907 hasta 1973, en que el transporte pasó
a realizarse por RENFE, situación que duró hasta el cierre de las
minas y el desmantelamiento del los altos hornos (snif) en los años 80.
La
infraestructura quedó abandonada unos años, pero por suerte una
buena parte de ella ha sido recuperada y convertida en vía verde, es decir en una ruta para ciclistas y caminantes.
Hay
una parte de esa vía verde que tiene una características bastante
especial, y es que se trata de un largo tramo, de casi 25 km, que es
completamente en descenso (como se ve en el perfil adjunto). Se trata del tramo que va desde alto de
Barracas, donde el llano en que se ubica esta localidad se asoma
hacia el Mediterráneo, hasta la localidad de Jérica. Seguramente la
zona de bajada se prolonga algo más, pero este es el tramo más
evidente.
Esa
circunstancia lo hace especialmente adecuado para excursiones
familiares, con ciclistas poco avezados, de los que tienen la
sensación de que por un extraño misterio cuando uno da una vuelta
en bici, está en subida tanto la ida como la vuelta. Aquí ni estos
se van a quejar.
Comenzamos
la ruta en la antigua estación de Barracas, y desde allí tomamos la
vía verde, más o menos asfaltada y en buen estado, en dirección
Este. Al principio la vía va descendiendo suavemente, el pedaleo es
cómodo y vamos atravesando el llano de Barracas en dirección a los
aerogeneradores que se sitúan al final del llano, en la parte alte
de lo que en tiempos fue el puerto del Ragudo.
La
ruta abandona el trazado de la vía férrea minera, pasa por debajo
de la vía de RENFE y traza unas suaves curvas subiendo hasta el
cambio de vertiente. Hasta aquí la vegetación ha sido la típica
del páramo, pero en cuanto comenzamos a descender cambia al bosque
de pinos mediterráneo, con mucho monte bajo de plantas aromáticas y
muchas aliagas.
Poco
antes del alto, retomamos en trazado del vía minera que ya no
abandonaremos en el resto del camino. Comienza aquí la larga bajada,
paraiso de ciclistas poco motivados y en la que la mayor preocupación
es no darse un castañazo por exceso de velocidad. La verdad es que
hay algún rellano más plano e incluso alguna subidita (en
diminutivo) de unos pocos metros.
Nosotros
tenemos la costumbre de parar a almorzar en las ruinas de la estación
de Torás, que está poco después de comenzar la bajada. Para un
grupo pequeño está bien, hay una mesa con bancos y sombras. Para
tropocientos como solemos ser nosotros... bueno, hay sombras. A lo
largo de la ruta hay varios sitios, algunos aprovechando antiguas
casetas de mantenimiento del ferrocarril, en los que se ha colocado
pequeñas áreas de descanso: mesas con bancos, aparca-bicis y
sombra.
Continuando
la bajada, vamos recorriendo la ladera con una pendiente bastante
homogénea. La vía minera cruza un barranco por un terraplén, junto
al puente de la vía de RENFE, que va casi todo el rato en paralelo
apenas a unos metros de nosotros.
En la
parte derecha de la vía, dominando el valle están los restos del un nido de
ametralladora o puesto de observación de la guerra civil, testimonio
de los durísimos combates que hubo en esta zona a comienzos de julio
de 1938.
Cruzamos
después los dos primeros túneles que nos encontramos en la ruta.
Cuentan con iluminación eléctrica, sólo hay que darle al pulsados
que hay junto a la entrada. De todos modos es necesario llevar luz
propia, nunca se sabe qué tan bien va a estar la iluminación del
túnel, y en todo caso el contrate con la extrema luminosidad de
fuera hace que toda luz sea poca.
Pasa
después la vía cerca de las curvas de antigua carretera del Ragudo,
que podemos ver a nuestra izquierda, un poco más altas que nosotros.
A ratos vamos metidos en la trinchera del ferrocarril, a ratos sobre
un terraplén que nos permite gozar de una vistas excelentes del
valle, hasta Viver y Caudiel. Hacia el Oeste, la mole del pico de
Peñaescabia es claramente visible, marcando el cauce del río
Palancia.
La
ruta va trazando una amplia curva hacia Caudiel. Cruzamos el viaducto
de la Fuensanta por un puente gemelo al de RENFE y tras atravesar uno
de los túneles más largos, llegamos a esta población en la que
entramos justo a la plaza de la fuente, la primera y única que hay
en toda la ruta. En realidad aquí ya estamos casi acabando, pues nos
quedan sólo unos siete km hasta Jérica.
(Foto: Toni Guillot)
Tras
refrescar y recargar agua (en verano este puede ser un tema
relevante), seguimos por la vía verde, cada vez más metidos entre
campos cultivados. Si en las zonas altas eran trigos y después
almendros y frutales, aquí ya van apareciendo de cuando en cuando
algunas pequeñas huertas.
La
llegada a Jérica viene marcada por la práctica desaparición del
trazado de la vía férrea, invadida por las casas y el ensanche de
la carretera nacional. De todos modos el camino está indicado.
Nosotros aquí abandonamos ya la vía verde, y bajamos por las calles
de la población hasta la Fuente de Randurías, junto al río
Palancia, un paraje con agua, sombras frescas y un restaurante donde
reponer fuerzas.
Aquí está el track de la ruta: viaverde_Barracas_Jérica
Comentarios
Excelente.