La cueva de Surtshellir, Islandia

La cueva, o mejor el sistema de cuevas, de Sursthellir, se halla en el centro oeste de Islandia, en  medio del gran campo de lava de Hallmundarhraun. El flujo de lava  tiene unos 3000 años de antigüedad, y mide 52 km de largo con un área de 252 km2.


La cueva es un gran tuvo de lava, de más de 2 kilómetros de largo, con varias bocas del tipo de lo que en Canarias se llama “jameos”, es decir hundimientos de la bóveda que dan acceso a la galería.



El paisaje, desde algunos kilómetros antes de la cavidad, es absolutamente volcánico, apreciándose domos de lava, flujos de lava cordada, hundimientos, y un amplio muestrario de formas. La vegetación desaparece prácticamente y sólo la roca de color rojizo o negro marca el panorama. La única vegetación que resiste está formada por líquenes y musgos, y alguna flor inverosímil. El paisaje esta dominado (incluso a fines de junio, teóricamente ya en verano) por el frío, el viento y la nieve. 

Las dos entradas principales se llaman Sursthellir y Stephanhellir.

El acceso no es complicado, pues una pista de tierra en bastante buen estado, nos lleva hasta las proximidades de la boca. Siguiendo la carretera 508 (de tierra) y cerca del collado de Strútur, se toma la 578 (tampoco asfaltada). La pista desciende al valle del río, cuya amplia y abundante corriente ocupa la parte del valle no cubierta por el campo de lava.



Siete kilómetros nos llevan una pequeña explanada donde se aparca y dónde hay un panel con algunas explicaciones y con un plano de la cavidad.




Se desciende a la cavidad por la boca de Sursthellir, hundimiento de la bóveda como arriba se comentaba, y que en consecuencia permite progresar en dos direcciones de la galería. Por limitaciones de tiempo (hay mucho para ver en Islandia) tomamos la galería norte. En la época que estuve la nieve ocupaba la amplia boca y se adentraba en la galería unos veinte metros.


Se desciende sobre el caos de bloques causado por la formación de la boca y se continua por una zona con el piso cubierto de bloques de tamaño medio, de unos cincuenta metros de longitud. A partir de aquí la cavidad se muestra en todas sus dimensiones: un magnífico túnel de unos 10 metros de alto y otro tanto de ancho, con el suelo plano y despejado, y algunos bloques caídos de la bóveda de cuando en cuando.

Las paredes muestran las huellas de los sucesivos niveles de lava que circularon por el túnel hasta su abandono, en forma de salientes horizontales adheridos a los laterales del túnel.


Lo alto de la bóveda no permite apreciar si en la cavidad aparecen las formas de refusión frecuentes en los túneles de lava, que tiene aspecto de estalactitas pero con una estructura y origen completamente diferentes.

El suelo muestra áreas de lavas cordadas, testimonio de la última circulación de lava por el túnel.

La galería se prolonga hasta un segundo hundimiento, no utilizable para acceso o salida de la cavidad (salvo que se use material de vertical), y más allá hasta un tercer y u cuarto hundimiento, por el que se puede salir.


La cueva de Stephanshellir comienza poco después, y morfológicamente es parte del mismo sistema.

La premura de tiempo nos hizo llegar sólo a recorrer una parte de la gran galería, con lo que nos formamos una idea de la cavidad y matamos el gusanillo. Otras maravillas de Islandia esperaban.

Comentarios

Exótico y diferente a lo que es común visitar. Que bien describes ese lugar. Que otras sorpresas te has encontrado en Islandia?

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